Pensada en el consumidor millenial, esta tendencia de estilo contemporáneo logra el equilibrio perfecto en tonos opuestos como el blanco y negro en la decoración de interiores.
El estilo contemporáneo se ha adueñado de ellos, pues suponen la practicidad de poner combinarse con muchos otros tonos sin mayores complicaciones.
Se le fusiona el tono beige y se logran grandes cambios visuales que aportan sobriedad al concepto, sin dejar de ser actual y diferenciada.